 JoseanTraviesoAdministradorDiamante 5K
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 |  Tema: Soltero y padre gracias a la ciencia
 Dom Jun 18, 2017 4:29 pm |   |
| Soltero y padre gracias a la cienciaTribuna InvitadaPor: José Del Toro domingo, 18 de junio de 2017El Nuevo DíaQuería ser papá desde los 18 años. Sin embargo, comencé una carrera profesional con éxito creciente, pasaron los años y ese tema se quedó a un lado. Trabajé en la empresa privada, así como en el servicio público por más de 30 años. Como soy hijo único, cuidé a mis padres hasta que fallecieron entre el 2000 y 2001. Entonces, pensé qué va a ser lo productivo de mí en los últimos años de mi vida. Así, determiné que lo único que me quedaba pendiente en la vida era ser papá.Vídeo:Por eso, después de los 60 años y retirado del servicio público, inicié de lleno un intenso proceso que me convirtió en padre soltero de José Manrique y Victoria Henedina. Muchas personas me dicen el abuelo, pero les tengo que aclarar que yo soy el papá. En un año disfrutando la crianza de mis hijos, ya tengo infinidad de anécdotas con la gente en la calle.Vivo inmensamente feliz dedicado únicamente a mis hijos. No obstante, tenerlos ha sido parte de un complejo proceso que contaré en detalle oportunamente porque estoy considerando escribir un libro. Yo descarté una relación marital y decidí ser papá soltero en 2002. Desde ese momento comenzó un maratón de obstáculos hasta llegar a la meta en marzo de 2016, cuando nacieron mis gemelos.En 2012, un doctor en Bayamón se interesó en mi caso, pero el supervisor y directivo médico me negó el trámite por razón de edad y por estado civil. Entonces, fui referido a un galeno en Nueva Jersey, quien finalmente estuvo dispuesto a aceptar mi reto. El doctor Michael Cho, me atendió y refirió para que escogiera uno de seis siquiatras y me sometiera a un minucioso examen. Cuando pasé exitosamente la prueba, regresé a una segunda cita con doctor Cho y así comenzó un complejo proceso de trámites médicos y legales. José Del Toro junto a sus hijos, José Manrique y Victoria Henedina. (Foto: José Cruz Candelaria)Ese proceso representó varios viajes a los Estados Unidos y los hice todos solo, sin revelar mi objetivo a ningún allegado. En un tercer viaje finalmente fui atendido en una casa de reproductividad humana, donde pagué una cantidad inicial de $5,500. Allí la licenciada Melissa Brisman’s se encargó de la parte formal inicial. Me asignó una coordinadora, encargada de ubicar la persona subrogada (El pago promedio en EE.UU. es de unos $40,000). En ese trámite se consideró localización conveniente y preferencias para determinar perfiles potenciales de la fémina que iba a cargar el óvulo fecundado, entre otros asuntos.Ese proceso tomó tiempo. Se escogieron varias, incluso una boricua que no completó el proceso y eventualmente se seleccionó a una mujer de menos de 25 años, hija de madre dominicana, de un pueblito cuya patrona es la Virgen de La Providencia, detalle inspirador para un puertorriqueño de formación cristiana con una firme convicción de ser padre.El óvulo surgió de un banco de 5,026 potenciales donantes, pero con mis criterios particulares, como que tuviera menos de 25años y familiares egresados de universidades, la lista en revisión computadorizada, se redujo a 26 y luego a 10 (En EE.UU. el pago por donación comienza en $15,000). De esa selección hubo intentos fallidos y la décima, que recién había cedido otros óvulos a un matrimonio, accedió. En su momento se temió que, por mi edad, entonces unos 62 años, surgiera algún problema en la calidad de los espermatozoides, pero no fue así. Científicamente se corroboró que estaban perfectamente bien. José Manrique (Foto: José Cruz Candelaria)Continuó el proceso. De 22 huevitos hubo cinco fecundados. En esa etapa me expusieron una nueva consideración. Se me preguntó cuál sería mi decisión si se detectara síndrome down. Respondí que se terminaría el embarazo. Esa fue mi decisión porque yo soy mayor y yo quiero criar unos niños independientes que si cuando ellos tengan 21 años yo me voy, puedan sobrevivir con lo que yo los haya educado hasta el momento.Para disipar dudas, los óvulos fecundados fueron llevados al laboratorio de una universidad para ser examinados. Los estudiaron y estaban genéticamente saludables totalmente. Me dijeron: “tienes ahí dos varones y tres hembras”. Escogimos un varón y una hembra en el primer viaje. Pero ese “in vitro” no progresó. En ese intento la gestación se habría programado para ser completado entre julio 23 y agosto 9, entre la fecha de mi nacimiento y la de mi madre. Después de esa situación, pensé, que nazcan cuando tengan que nacer. Se hizo un segundo intento. Fue exitoso. La fecundación se hizo en julio 23 del 2015 y el día de mi cumpleaños me confirmaron que estaba encaminado el proceso de gestación.Ahí empezó otra odisea de sorpresas en un mar de extrema confidencialidad. Hubo complicaciones, cambios inesperados de los acuerdos, así como escollos legales imprevistos porque el juez original del caso se jubilaría y su sustituto no necesariamente firmaría la subrogación. Afloró una sugerencia de recibirlos como padre de adopción, algo que no aceptaría. En fin, hubo las de triquitrí. Mientras, en Puerto Rico, todavía nadie conocía mi plan de ser papá. Victoria Henedina (Foto: José Cruz Candelaria)En esa etapa, intervinieron cinco jueces de cinco estados y también cinco abogados de los mismos estados. Surgió todo un bloque judicial que culminó en Rhode Island, donde eventualmente se emitió el acta de nacimiento con autorización de un juez de Nueva Jersey.Vivía emociones muy fuertes. Surgió preclancia, cambio de hospitales. Además, aunque el acuerdo confidencial no impedía mi diálogo con la subrogada, la ausencia de comunicación determinada por ella generó en mí muchas inquietudes. En un punto, uno de los ginecólogos cuestionó la responsabilidad del padre, pero eventualmente lo conocí y cara a cara aclaré sus dudas.Una noche, en una reunión de la junta de condóminos a la que pertenezco mi aspecto tenso provocó preguntas insistentes. Faltaban unos tres meses para el nacimiento y fue la primera vez que revelé que iba a ser papá. Todos reaccionaron felices y de inmediato propusieron hacer un “baby shower”. En ese momento yo no había comprado cunas, frisitas, nada. Tenía miedo y no quería decir nada, pero cuando compartí el secreto la situación cambió. (Foto: José Cruz Candelaria)Viajé de inmediato a Mayagüez, el Día de la Candelaria, para revelar la noticia a mi familia. En la mañana, a la hora del desayuno, mi prima me dijo que tenía la impresión de que yo quería decirles algo. Entonces, tan pronto se acercó su esposo hablé. De entrada, les pedí excusas por no decirles antes… que entre mediados de marzo y el 11 de abril sería papá.Mi prima quedó en “shock” y a su esposo la quijada le llegaba al piso. Me dijo: “podía esperar mil noticias tuyas, pero esta era la última”. La alegría fue inmensa. Al final les entregué las invitaciones para el “baby shower”. Luego se repitió el episodio en la casa de otra prima. Fueron emociones intensas en una familia tradicional en un momento de euforia sin precedente.Este proyecto ha costado $250,000, pero tiene un valor incalculable. En el proceso no se hizo todo exactamente como lo previsto en el acuerdo. Esa perfección no imperó, pero todos los escollos se fueron resolviendo. Yo puse todo en manos de papá Dios y obró de manera asombrosa. Poco antes del gran día, el doctor me aseguró “los nenes vienen bien” y así ocurrió en una jornada de 22 horas de parto. José Manrique nació a las 4:07 a.m. y Victoria Henedina a las 4:17 a.m.Desde esas horas mis hijos me han cambiado la vida totalmente, pero yo estaba preparado. Yo dije voy a hacer un giro completo de mi vida. Dije, viajé todo el mundo, me retiro, me mudo para San Juan y voy a ser papá. Compré apartamento, lo habilité y al final de esa gestión me retiré para dedicarme solo a ellos. (Foto: José Cruz Candelaria)Recién nacidos fueron alimentados con calostro y tuve el apoyo de una madre experimentada que colaboró conmigo en el cuido inicial de ambos. Ella me enseñó aspectos importantes para atenderlos, pero al presente yo me encargo de todo, de su aseo, de las citas al pediatra, de su alimentación, de todo. Los dos tienen “buen diente” y desde los cuatro meses duermen de 7:00 p.m. a 7:00 a.m. Cambiar pañales no ha sido nuevo pues en el pasado lo hice con mis sobrinos. Es parte de lo más sencillo de las tareas para atenderlos.Mucha gente me ha asustado, pero yo lo he tomado lo más "relax" que he podido. En este caso es una responsabilidad única mía. Los atiendo 100 por ciento, por lo que no hay mamá en este caso. El juez concedió la custodia total y en el acta de nacimiento el espacio de la madre está en blanco. Sin embargo, fueron inscritos con segundo apellido alemán, como el origen de la donante del óvulo, una joven estadounidense de ascendencia germánica. Así cuando asistan alcolegio no surgirá la suspicacia que podría generar la ausencia de apellido materno.Soy una persona madura y lo asumo maduramente. Todos los allegados me dan consejos de la crianza y yo descubro el mejor manejo de ambos, momento a momento. Tienen tres madrinas y tres padrinos de compromiso incondicional en su crianza. Además, he tomado medidas en caso de que yo falte, pero tengo fe en el Señor de que yo los atenderé bien hasta los 21, cuando yo tenga 86. Cuando preguntan si hay límite para ser papá, la respuesta es no la hay. La prueba está aquí. Lo esencial para ser un buen papá es desear los hijos. Eso es todo, y contar con papá Dios porque yo tuve que contar con él para lograrlo. |
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