Solange Vázquez
A veces creemos que somos libres (más o menos), que todo nos va bien (relativamente) y que incluso somos felices (razonablemente). Y resulta que no nos damos cuenta –porque es muy difícil verlo 'desde dentro'– de que hay una persona a nuestro lado que nos está haciendo olvidar nuestras necesidades y hasta nuestra manera de ser para alimentar su ego y tenernos 'controlados'. El caso es que nuestra autoestima empieza a resentirse por ello y entramos en un bucle demoledor. Este fenómeno, con el que muchas personas se sentirán identificadas, se llama abuso narcisista y está a la orden del día. De hecho, para lo extendido que está, cuesta creer que el término no sea más conocido.
«Son figuras que pueden tener el rostro de tu madre, tu hermano, la pareja a la que amas, tu jefe o tu compañera de trabajo. Se valen de estrategias muy hábiles, alteran tu realidad y anulan poco a poco hasta tu identidad para tenerte bajo su influencia», explica la psicóloga y escritora Valeria Sabater. La pregunta del millón es por qué diablos lo hacen. «Buscan reforzar su ego y autoimagen para empequeñecerte mediante engaños, manipulaciones y conductas muy maquiavélicas. Es un mecanismo sibilino, cruel y muy sofisticado», alerta.
Debido a esta sutileza, es muy complicado que la víctima identifique el problema y salga de él. Además, las personas con perfil narcisista van muy 'entrenadas': llevan toda la vida actuando del mismo modo para conseguir lo que quieren de la gente de su entorno: «Mienten tanto como respiran y, además, son auténticos francotiradores emocionales que se valen del lazo que tienen con sus víctimas para dominarlas y anularlas». El amor o el afecto que sientes hacia ellos te impide ver la realidad. Según la experta, «te harán 'gaslighting' (hacer dudar a alguien de su criterio y hasta de la realidad), te harán sentir culpable de un sinfín de cosas, sabotearán todos tus límites, te aislarán de los demás y tu mente se irá quebrando sin que te des cuenta. El impacto psicológico es brutal», resume.
Según los psiquiatras Christophe André y Francois Lelord, autores de 'Cómo tratar con personalidades difíciles' (ed. Arpa), en la mayoría de los casos no van a hacer daño intencionadamente. Lo que ocurre es que «por su tendencia a hacer pasar sus necesidades por delante de las de los demás, corren el peligro de provocar sufrimiento a su alrededor, pero no se alegran forzosamente de ello». Y ponen el ejemplo de un ladrón que te agrede para quitarte la cartera: no se alegra de tu dolor, pero, si es necesario para sus fines, lo provoca.
Por eso, en las relaciones amorosas es donde quizá haga más daño el abuso narcisista, ya que al jefe o a la madre no los elegimos, pero a las parejas sí, y esto hace que nos sintamos particularmente culpables y que hasta creamos que nos merecemos que nos traten mal (por no salir corriendo).
En estos casos el abuso narcisista sigue un patrón muy claro. Primero, la persona narcisista te llena de halagos y muestra su lado arrebatador. Después, empieza a devaluarte e invalidarte, muy poco a poco. Es entonces cuando sientes confusión, dudas de ti e intentas reaccionar. ¿Cómo? Diciéndole a la persona narcisista cómo te sientes y pidiéndole que cambie. «Y el narcisista, para no perderte, te hará mil promesas. Pero, cuidado, hay una norma en materia de narcisismo: estas personas no cambian», sentencia.
Qué pasa en la cabeza del narcisista...
Hay una realidad psicológica que se llama 'sentido del derecho narcisista'. Las personas con este perfil se creen merecedoras de más derechos que los demás. «No les importa lo que tú quieras o necesites. Y siempre será así», recalcaSabater. En su cerebro, la empatía se ejercita solo de forma instrumental: «Conectan con tus emociones para manipularlas», advierte.
... ¿y en la de la víctima?
«Confusión. Es como moverse en una calle llena de bruma donde solo tienes conciencia de que te sientes mal, pero no tienes claro lo que sucede», indica Sabater. La pregunta que se hacen todas las víctimas del abuso narcisista es '¿hay algo mal en mí?'. Es decir, creen que son ellas las responsables del malestar y presentan tendencias a la autodestrucción.
Cómo salir de ahí
Primer paso «Salir de esa esfera que el narcisista construye para ti con sus barrotes invisibles», aconseja Sabater. Para ello es mejor mantener las distancias y evitar las conversaciones, aunque sean triviales.
A continuación ... Hablar con tus amistades o familiares sobre lo que te ocurre te permitirá tomar conciencia de la realidad
Por último «Recurrir a un psicólogo si es necesario. hay que tomar decisiones y sanar las heridas traumáticas que suelen dejar estos vínculos». ¿Las principales secuelas? Baja autoestima, ansiedad, una especie de síndrome postraumático y, lo que es peor, un enorme riesgo de asumir el rol de víctima y repetir la historia en el futuro con otra persona narcisista.
El narcisismo está catalogado como un trastorno de la personalidad. Hay personalidades con rasgos narcisistas de distintos grados y no son perversas, como explican algunos expertos, que piden prudencia antes de poner estas etiquetas. Algunos perfiles con tendencias al narcisismo no son preocupantes. De hecho, según los psiquiatras Christophe André y Francois Lelord, «un poco de narcisismo es de bastante utilidad» y personas muy exitosas en su profesión no habrían llegado a donde están sin la desbordante seguridad que les da el narcisismo.Muchos responsables de empresas admiten, por ejemplo, que sus mejores comerciales tienen claros toques narcisistas (son encantadores, ambiciosos, incansables, no les frenan los escrúpulos y solo reparan en sus objetivos).
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