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[ltr]El país perdió a una de sus reinas más queridas. Fue la primera colombiana en ganar Miss Universo en el año 1958, sin haber sido señorita Colombia. Hoy recordamos el relato que Luz Marina Zuluaga escribió para CROMOS, y donde nos contó cómo llegó a ser la mujer más bella del mundo.[/ltr]
[ltr]Nunca pensé en ser reina, incluso mi abuela me decía "gatica'' porque yo de chiquita era muy fea y flaquita. Ya después supe que era pispita, cuando me eligieron Señorita Caldas. Llegué a Cartagena con una comitiva pequeña, el gobierno departamental me había dado un apoyo de cinco mil pesos y una señora, Margarita Gallego, que cosía muy bonito, me hizo los vestidos. Me asesora ron un par de primas con mi moña, que me la he hecho toda la vida. Usaba polvos, coloretico y marbelline, ni pensar en resaltar los pómulos.[/ltr]
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En ese tiempo no se elegían finalistas, el maestro de ceremonias decía la Señorita Colombia es tal y ya. Dicen que yo fui la virreina, pero no es cierto. Doris Gil ganó y, técnicamente, así la gente diga lo contrario, yo no quedé de nada en Cartagena.Unos dos meses después, me llamó Mario Barriga, presidente de Max Factor y dueño de la franquicia de Miss Universo, para ofrecerme representar a Colombia. Creo que no llegaron a ningún acuerdo con Doris y pienso que a ella no le gustaban mucho los reinados e iba a casarse. Ese pudo ser el motivo.Mi respuesta fue no. Si no había ganado en Cartagena, mucho menos en Miss Universo. Él insistió y terminé aceptando. Llegué a Los Ángeles un día antes que las demás candidatas, no me acuerdo por qué. Me hicieron poner mi vestido típico y me fui al aeropuerto con uno de los representantes de Max Factor. Cuando empezaron a salir las candidatas, me asusté porque todas eran altas y con excelentes cuerpos. Ahora sí comenzaba a sentir maripositas en el estómago.Los periódicos de Los Ángeles y Long Beach comenzaron a publicar sus favoritas. Aseguraban que Miss Universo sería de nuevo una latina, pues la corona actual la tenía Perú. Con sólo dos días de concurso todo el mundo hablaba de Colombia, pero yo estaba segura de que me estaban confundiendo.[/ltr]
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[ltr]Luz Marina durante su desfile de bienvenida en Bogotá. Aterrizó al mediodía, desfiló en el carro de bomberos y llegó al Hotel Tequendama a las sieta de la noche.[/ltr]
[ltr]Llegó la hora de las entrevistas y no tenía ni idea de inglés. Faltando un día para la coronación alguien se me arrimó y me dijo que había muchas posibilidades de que yo fuera Miss Universo, pero que por el inglés me iban a matar. Eso sí que me desató los nervios. Entonces se me ocurrió que alguien me escribiera unas palabras en inglés, pero cuando comencé a leerlas me sentí mal. Decidí sólo hacer lo que sabía en inglés, saludar, el resto fue puro español paisa.[/ltr]
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[ltr]"Cuando me pusieron la banda de Miss Universo, se me fueron las luces, me temblaba todo, los pies se me levantaron del piso, sentía ganas de llorar, de gritar, me dolía el estómago"[/ltr]
[ltr]La víspera eran elegidas las quince finalistas. Yo fui seleccionada pero estaba segura de que mi papel llegaba hasta ahí. Al día siguiente me encontré a Gladys Zender, la Miss Universo peruana, y me dijo que me pusiera el mismo vestido y me hiciera el mismo peinado, que así le había gustado al jurado. Yo había usado un vestido estraples, blanco alforzado que me hicieron unas costureras pastusas en Bogotá.[/ltr]
[ltr]«Los periódicos de Los Ángeles Aseguraban que Miss Universo sería de nuevo una latina. Con sólo dos días de concurso todo el mundo hablaba de Colombia.»[/ltr]
[ltr]El 25 de julio, la noche de la coronación, fue inolvidable. Yo estaba entre las cinco finalistas y nos llevaron a un vestier como para que respiráramos profundo. En cuestión de segundos nos formaron para salir al escenario. Empezaron a llamar a la quinta, la cuarta, la tercera, y cuando quedé con Brasil, nos abrazamos pero en este momento entró una señora que nunca había visto a quitarme la banda de Colombia. Yo la miré feo y le dije que por qué me la iba a quitar. Ella no me respondió nada y me puso una que decía Miss Universo 1958.[/ltr]
[ltr]Se me fueron las luces, me temblaba todo, los pies se me levantaron del piso, sentía ganas de llorar, de gritar, me dolía el estómago. Los ojos se me nublaron pero no me corrían las lágrimas y la reina del Brasil me dijo que muy bueno que yo ganara porque ella se iba a casar ese año. Yo estaba desesperada por decirle a mi mamá, pero ella estaba afuera y se daría cuenta con el resto del mundo.[/ltr]
[ltr]En ese momento llegó la Miss Universo anterior, me puso la corona y una capa de armiño y salí para hacer el famoso paseo de Miss Universo. Me acuerdo que la noticia para Colombia de mi triunfo la dieron diciendo algo como: “así como Brasil tiene su campeón en el fútbol, Colombia tiene su Miss Universo”. Brasil acababa de ganar la Copa del Mundo en Suecia.[/ltr]
[ltr]Al otro día, sin haber dormido más de dos horas, me despertaron para que me alegrara porque tenía que recibir a agentes de distintas marcas que legaban con propuestas y contratos. Me propusieron desde vender cigarrillos hasta ser la conejita de bares de San Francisco, pasando por volverme actriz de cine. Yo sólo tomé un contrato con Max Factor que duraba seis meses, y otro con los vestidos de baño Catalina, también de seis meses. Hace 50 años no pensaba en ser modelo o actriz; sabía que mi mamá no me iba a dejar.[/ltr]
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[ltr]Llevaba algo de más de dos días como Miss Universo cuando recibí un Marconi de la Junta Militar de Colombia, en el que me pedían no regresar al país antes de que Alberto Lleras Camargo se posesionara como Presidente, pues no querían que mi llegara se aprovechara en contra de ese cambio de mando. Me pareció prudente la petición, no quería que por mi culpa se desatara otro Bogotazo.[/ltr]
[ltr]El 13 de agosto, en la mañana, aterricé en Barranquilla, pero por la cantidad de gente que había en la pista, fue imposible hacer llegar una escalera hasta el avión. Me tuvieron que bajar cargada. Ningún evento programado se pudo cumplir. Al mediodía ya estaba en Bogotá. Me hicieron honores, me montaron en un carro de bomberos desde el aeropuerto de Techo hasta el Hotel Tequendama, a donde llegué a las siete de la noche. El trayecto que iba desde el lobby hasta la suite presidencial, donde fui alojada, estaba lleno de flores.[/ltr]
[ltr]Afuera de mi habitación pusieron guardias de esos que usan gorros de flequitos y que no se mueven ni para respirar. Los meseros y las niñas del hotel me decían “su majestad qué desea”. Eso fue increíble. Pasé de ser una muchachita común y corriente en Manizales, recién graduada del colegio, a ser Miss Universo. Al otro día me recibió el presidente Alberto Lleras Camargo con su esposa Bertha y un hermoso perro blanco. Era hora de salir para mi tierrita.[/ltr]
[ltr]Estaba súper ansiosa de llegar a Manizales, con lo que no contaba era con que ya no podría caminar tranquila por la calle, ni pasaría inadvertida por la avenida 23 o haciendo mercado. Desde el avión vi un río de gente, era imposible que esa muchedumbre me estuviera esperando a mí. Desde Santágueda, donde estaba el viejo aeropuerto, hasta Manizales no sé cuántos kilómetros pueda haber, 30 o 40 tal vez. El caso es que en ningún tramo del camino se vio vacía la carretera.[/ltr]
[ltr]El alcalde declaró tres días cívicos. El gobernador me estaba esperando para darme una casa espectacular que me había comprado para mí con plata que dio toda la gente de Manizales, y me entregó las llaves en medio de los gritos y los aplausos de la multitud.[/ltr]
[ltr]Luego de despertar del sueño comenzaron las giras, las salidas del país, las fotos y todas las obligaciones que implica ser la mujer más linda del mundo. Estuve en toda Suramérica, Estados Unidos, Costa Rica, México, España, Alemania, Italia, Suecia, Inglaterra y no recuerdo dónde más. Para ser sincera, no sé cómo aguanté ese año. No me podía doler la cabeza, siempre tenía que estar dispuesta para atender a quien fuera, era una presión constante que fue horrible.[/ltr]
[ltr]Finalmente entregué la corona en 1959 a una japonesa muy hermosa. De repente me sentí rara sin tener que estar corriendo todo el tiempo. Estaba cansada de los aviones, porque a mí no me tocaron los jets sino esos pájaros lentos en los que me pasaba horas de un lugar a otro.[/ltr]
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[ltr]"Pasé de ser una muchachita común y corriente en Manizales, recién graduada del colegio, a ser Miss Universo"[/ltr]
[ltr]De toda esa experiencia me quedaron muchos recuerdos. El trofeo lo tuve muchos años. Un día me lo robaron y estuvo perdido 14 años. Lo encontré en la sala de una casa con flores de papel adentro. Avisé a la policía y me costó mucho que me lo devolvieran, porque tenía que demostrar que era mío. Y eso que estaba marcado con “Miss Universo 1958”, pero decían que el denuncio había caducado después de tantos años. Hoy está, junto con la banda, en el Museo Nacional.[/ltr]
[ltr]Miss Universo me dio para que me compusieran porros, un bambuco que se llama Flor manizaleña, y cientos de poemas. En mi casa tengo todavía la foto oficial del concurso. Le he querido quitar pero mi esposo no me deja.[/ltr]
[ltr]Ahora veo que lo mío fue una hazaña porque era una provinciana en un concurso internacional. Seguí con un boom tremendo por mucho tiempo. Ahora estoy tranquila, aprovechando mis nietos y mi familia. Creo que Miss Universo fue lo más grande que me pudo pasar en la vida, me obligó a madurar muy temprano. Uno nunca está preparado para eso. Mi nieto de cinco años me dice que si fui Miss Universo porque no cojo un cohete y me voy a la luna.[/ltr]
[ltr]Es raro porque a uno siempre lo están viendo con la imagen de hace 50 años. El 31 de octubre cumplo 70, ese no es un secreto. Los años pasan y uno sabe que no es el mismo, no soy la misma, ni riesgos. Pero me siento bien, estoy agradecida con Dios. [/ltr]
11 de Agosto de 1958
[ltr]25 de Agosto de 1958[/ltr]
[ltr]Reportaje a Miss Universo, escrito por la corresponsal en Hollywood. También todo sobre su visita al Palacio Presidencial.[/ltr]
[ltr]17 de Agosto de 1959[/ltr]
[ltr]Luz Marina Zuluaga, la belleza de nuestro país, felicita a Miss Japón, en el primer minuto de su reinado mundial.[/ltr]