.......Existen actitudes que derivan en consecuencias negativas que limitan significativamente nuestra vida.
Algunas actitudes hacen más daño que otras. No hablamos solo del daño que se causa a otros, sino también a quienes las cultivan y ponen en marcha, que en la mayoría de las ocasiones podrían gestionar.
Nadie es perfecto, y eso es claro, pero por lo mismo, lo más razonable es trabajar para evolucionar, especialmente en aquellos actitudes que hacen más daño. Es obvio que esa tarea nunca se va a completar del todo, pero con el esfuerzo diario se logra pacificar, al menos, esos aspectos oscuros de nuestra personalidad.
Hay actitudes que hacen más daño porque intoxican las relaciones con los demás y conducen a lógicas destructivas. Las mismas, tarde o temprano alcanzan a quien las impulsa y, al final del día, conducen a conflictos y sufrimientos que bien pueden evitarse. Esos son 10 de esas actitudes.
“Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño”.
-Mark Twain-
1. Autoritarismo
El autoritarismo es un rasgo que conduce a querer imponerse por la fuerza a los demás. Es propio de quienes carecen de empatía y de respeto por los otros.
No aparece solo en los grandes ámbitos de poder, sino en todos los espacios sociales, incluyendo a la familia. Lleva a destruir la cooperación, la solidaridad y la autonomía.
2. Crueldad
La crueldad se caracteriza por hacerle daño a los demás deliberadamente sin otro objetivo que causar sufrimiento. Se cree que esta actitud solo está presente en los psicópatas, pero no es así.
El bullying es un buen ejemplo de crueldad en personas que son perfectamente conscientes de lo que hacen. Es propio de quienes no han logrado desarrollarse afectivamente.
3. Agresividad, uno de las actitudes que hacen más daño
La agresividad es la tendencia a atacar o confrontar a los demás con ira. Es muy habitual que esté asociada a la falta de autocontrol y es propia de las personas inseguras o muy atemorizadas. También es un rasgo que muchas veces se repite de manera mecánica, cuando la crianza se produjo en un entorno agresivo.
4. Envidia
A veces, se cree que el envidioso desea lo que otro tiene, pero esto no es tan preciso. Lo que le sucede a quien envidia es que sufre cuando otro es feliz.
Lo que se envidia no es lo que el otro es, o tiene, sino su satisfacción por ser o poseer algo. Es característico de quienes carecen de amor propio.
5. Arrogancia
La arrogancia es una convicción subjetiva por la que una persona se siente superior a los demás. En consecuencia, desprecia a los otros.
Con frecuencia, ese aparente sentimiento de superioridad obedece a su contrario. Es decir que la arrogancia suele ser una manera de compensar un sentimiento inconsciente de inferioridad o impotencia.
6. Egoísmo
El egoísmo tiene que ver con sentir interés solamente por uno mismo y velar únicamente por las necesidades y ambiciones propias. También se le podría definir como la incapacidad para ver más allá del propio yo.
Las personas egoístas difícilmente establecen un vínculo íntimo con otros. Su ego se convierte en su cárcel. Es propio de quienes no han logrado madurar emocionalmente.
7. Intolerancia
La intolerancia es la incapacidad para aceptar y respetar la diferencia con respecto a otros. Esta dificultad suele surgir de la inseguridad y del miedo.
Es propia de quienes hacen del prejuicio su forma de pensamiento y no han construido convicciones firmes. El intolerante fácilmente se torna autoritario y agresivo.
8. Fanatismo
El fanatismo es otro de las actitudes que hacen más daño y se podría definir como una exacerbación de la intolerancia.
El fanático reduce sus opciones de pensamiento a unos cuantos dogmas. Se obstina en ellos porque estos le proporcionan un sentimiento de seguridad. No confía realmente en ellos y por eso se niega a debatir o poner en tela de juicio lo que piensa.
9. Pesimismo
El pesimismo es un a lastre que engorda con el tiempo. Tiene que ver con una expectativa de daño o sufrimiento por venir.
El pesimismo suele encubrir un temor a actuar por la falta de confianza en uno mismo. Con el tiempo y con frecuencia, se convierte en un automatismo que conduce al conformismo y a la pasividad.
10. Superficialidad
Las personas superficiales viven en un mundo de apariencias. No logran ir más allá de lo que perciben, es decir que no logran abstraer la realidad. Esa banalidad es fruto de la falta de formación y de reflexión y conduce a impresiones muy distorsionadas. A su vez genera inseguridad, derivando en una dependencia del juicio de los demás.
Estos son solo algunas de las actitudes que hacen más daño. Seguramente la lista es más amplia, pero en esta selección están aquellos que sobresalen por su potencial destructivo. Se trata de debilidades que bien haríamos en tratar de superar si las detectamos en nosotros para mejorar la calidad de nuestra vida emocional.
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