Martes 17 de Noviembre de 2015
La primera reina de Chocó, 2001, cuenta en exclusiva para CROMOS cómo fue el proceso que llevó a Andrea Tovar a conseguir un contundente triunfo.
Vanessa Alexandra Mendoza Bustos, Señorita Colombia 2001
Desde que vi a Andrea, hace dos años, supe que tenía todo el potencial para ser Señorita Colombia y me empeciné en que ella no tenía necesidad de desgastarse en un certamen local, cuando contaba con todo para lograrlo. Fue complejo ayudarles a entender eso a algunas personas en mi departamento. Hubo quienes no creyeron y trataron, incluso, de poner obstáculos que al final del día nos dieron y le dieron a ella el impulso que necesitaba para demostrar todo su potencial.
Desde que la conocí, la diseñadora Nubia Moreno me dijo “ella tiene madera”, y cuando empezamos a trabajar, más me convencía de que conseguiría la segunda corona para Chocó.
De Andrea destaco que es una mujer pausada, arrolladora, con gran carisma, espontánea y muy auténtica. Es dada a su familia y a su gente. Por ejemplo, en compañía de su papá médico realiza una importante labor social.
Sus atributos físicos saltan a la vista. Tiene un cuerpo tonificado, armonioso, es espigada con una elegancia natural, y tiene esa hermosa mezcla de razas de todas las etnias de nuestra región: un poco mestiza, mulata e indígena, con rasgos de belleza negra como su progenitora chocoana.
Recuerdo que Andrea ensayaba mucho el trabajo en pasarela y durante la noche de presentación ante los paisanos en Quibdó se cayó, y eso es lo que a uno le produce más miedo en pasarela. El incidente no pasó a mayores y eso le enseñó a asumir esas situaciones con naturalidad. Bien por la caída, como por el sentido de los obstáculos para aprender a caer y levantarse. Había momentos en que me decía que se sentía angustiada por la persecución que vivía en redes sociales por parte de los antiguos integrantes del comité de belleza del departamento. Pero eso le dio las fuerzas para enfrentar con actitud los retos de todos los días.
Acompañarla en este proceso tiene un enorme significado, me siento muy orgullosa y con una enorme responsabilidad para transmitirle a ella mi aprendizaje y lo que significó para mí ser Señorita Colombia. Que no olvide que se necesitan actitud, convicción, voluntad y alegría para hacer las cosas bien y que así, cumpliendo las metas, esos sueños se materializan.
Hoy, 14 años después de mi corona, miro atrás y digo que repetiría todo lo que viví. Mi vida dio un hermoso giro de 180 grados, que me ha permitido crecer como mujer, conocer mi país mientras lo recorro y aportarle lo que puedo. Una experiencia inigualable, de la que les hablaré a mis nietos con orgullo. Colombia es un país de reinas y reinados.