La ex Miss Universo será la presentadora de A otro nivel, el nuevo programa del Canal Caracol.
REDACCIÓN CROMOS
Espiritualidad es reconocer y celebrar que estamos todos interconectados por un poder más grande que nosotros y que eso que nos une se basa en amor y pertenencia”.
La frase es de Brené Brown y nos traslada a momentos únicos y personales. A esos que cuando Paulina pronuncia una frase o busca una respuesta, el gesto de la cara se le anticipa sereno, plácido, y luego esboza una sonrisa. Y piensa en el mar…
Ella, que siempre tendrá al lado de su nombre el título de Miss Universo (para más señas), hoy divide su tiempo y movimientos entre un estudio de televisión y las largas jornadas que implica la grabación de un nuevo show, y la responsabilidad de ser la anfitriona; las visitas a su familia, esa que tanto extrañó mientras vivió en Nueva York, los amigos y el gimnasio.
Paulina es la misma. Fresca y serena. Tanto que no parece que fuera un domingo a las 7:00 de la mañana cuando se alista para la sesión de peinado y maquillaje antes de las fotos de portada. Como si esa fuera su rutina habitual, llega vestida de pantalón oscuro, camiseta gris y maxi abrigo negro, a juego con tenis Nike. Toma una botella de agua y se sienta. De la cartera saca un parlante Bosé y le conecta su celular. La música la activa. Entonces, empieza a conversar, a bromear y a compartir historias de las canciones que van sonando. Algo de Frank Sinatra, otro poco de Selena, Rihanna con Drake… Y así, a su ritmo, va trascurriendo la jornada.
A ella le gusta que las cosas se desenvuelvan con naturalidad, lo ha ido aprendiendo y se le nota a gusto.
El tiempo va
Han pasado dos meses desde que entregó la corona en diciembre y sigue imparable, con ese ímpetu de los nacidos en la costa, que los hace tan cálidos y activos. “Me quedé en Estados Unidos, concretamente en Miami, y empecé a firmar con unas agencias de modelaje. Luego se me presentó la oportunidad de ser la presentadora de A otro nivel con Caracol y me vine a Colombia. Además, porque durante un año y medio no pude estar ni con mis papás ni mis amigos. Había mandado las cajas de mi vida en Nueva York a Colombia y las quería desempacar yo. Fueron días para entender que se terminó un ciclo, para agradecer a las personas que me ayudaron, firmar otros contratos de muchísimas cosas que voy a hacer en Colombia y que pronto se darán a conocer”.
Paulina habla con orgullo de la alianza que hizo con Stop Hunger Now, para ser su embajadora y trabajar en Colombia en actividades contra el hambre. Y resume su vida hoy en cuatro roles fundamentales: modelaje, presentación, causa social y familia.
Hoy, si pudiera escribir un estado en Whatsapp o en una cuenta en redes sociales, seguramente estaría la palabra “sorprendida”, al lado de “orgullo.”
Y es que hoy tiene tanto por hacer, por compartir y tanto orgullo por lo conseguido.
La verdad, dice, no esperaba que todo sucediera así. “Gracias a Miss Universo empecé a trabajar con Falabella y esta es una alianza que sigue por más años, y me impresionó porque ellos nunca habían trabajado con una modelo colombiana como imagen. Eso me sorprendió bastante, y significó mucha responsabilidad y presión para mí”.
Y anota que en estos últimos meses muchas marcas se han acercado con propuestas, más de las que se imaginó. “Estoy en una posición privilegiada, en la que tengo que escoger cuál me gusta más y no solo una. Estoy superfeliz por eso”.
Lo primero que hace, para que la idea pase de la propuesta a la realidad, es evaluar si se identifica con el mensaje de la marca, con lo que muestra, con lo que es. “Es indispensable que me guste su producto y que sea algo que yo usaría. En caso contrario, no, absolutamente no, sería perjudicial para mi imagen. Tengo que creer en la marca y en lo que ofrece para aceptar”.
Y por esa razón, añade, aceptó la alianza con Stop Hunger Now. Porque se siente genuina al comprometerse con esta causa. “Les dije: quiero seguir trabajando con ustedes, de tú a tú. Tengo la oportunidad de ayudar, gracias al hecho de haber sido Miss Universo, para que la gente deje de decir que eso no sirve para nada. Gracias a mi voz y a la plataforma que fue el reinado, puedo trabajar con ellos y estoy feliz”.
¿Nueva Paulina?
La jornada de maquillaje sigue. Paulina sonríe, no para de contar historias. Se interesa por conocer si Teletón logró la meta. Quiere estar segura antes de compartir un mensaje en sus redes sociales.
Habla de cambios, de cómo la cambió la experiencia de Miss Universo, de estar lejos de su familia, de desempeñar un rol del que miles están pendientes. Y usa una de sus palabras más recurridas para confirmar ese cambio: ¡Totalmente!
“Es toda una experiencia por donde lo mires. Los viajes, las personas que conoces, la presión. Me cambió totalmente la perspectiva que tengo de la vida, de lo que quiero hacer, sobre la persona que soy, sobre lo que quiero lograr. ¡Todo! Es que no se desaprovechó ni un segundo en un año. El crecimiento que logré tener como persona y profesional es algo que de pronto en otra situación no se hubiera logrado. No tenía fines de semana, no tenía tiempo libre, pero no me quejo. No hubo un momento en el que yo no tuviera que dar mi 100% y eso, obviamente, me obligó a cambiar para bien. Lo agradezco mucho”.
Y aprendió a dar su opinión, a hacerla valer. “Crecí, me di cuenta de que si piensas algo, das tu opinión y ya, que también vale y tratas de llegar a un acuerdo”.
Su mamá, Laura Dieppa, dice que lo que más admira de Paulina es que es muy determinada y que lo que quiere lo consigue. Pau, como la llama la mamá con cariño, le devuelve el piropo. “Es verdad, cuando algo no me gusta, no me gusta. Confío totalmente en mi criterio y creo que por eso me ha ido bien. Si algo sale mal o bien es por mí. Igual, eso se lo aprendí a ella”.
En conexión
“La espiritualidad no tiene que ver con religión, cultura, edad, sexo o ninguna etiqueta. Tiene que ver con la necesidad humana que tenemos de conectar con otros sin basarnos en lo físico o material para ganar perspectiva, darle sentido a nuestra vida (y lo que vivimos) y conectar con nuestro propósito”.
Paulina se queda pensando y sentencia: “Soy más o menos espiritual”.
“Cuando estoy en ambientes tropicales, cerca al mar, en una vibra caribeña, me siento conectada con mis raíces, con mi espiritualidad. En mis vacaciones me encanta irme a la playa, a una isla perdida en medio de la nada, por eso mi viaje favorito de Miss Universo fue a Indonesia, porque fuimos a Bali. En ese tipo de ambientes me conecto conmigo misma y con mis pensamientos. Me relajo, me tranquilizo. Veo la vida de una forma más chévere”.
Advierte que es una persona de cero rituales. Nada. Lo único que trata de hacer es desconectar la mente. “Viviendo a este ritmo, tu mente nunca descansa, uno siempre está pensando en cosas, en resolver problemas, en el estrés de esto o de aquello… En hacer 50 mil cosas. Nunca estás en el momento, siempre pensando en los minutos que siguen. Entonces cuando estoy en estos espacios caribeños desconecto mi mente totalmente”.
“Espiritualidad es despertar conciencia, es este trabajo que hacemos para entendernos mejor, abrirnos a compartir con otros y soltar las poses que nos pesan y nos separan”.
Ella, que en alguna de las tantas entrevistas que concedió como Miss Universo dijo que algún día le gustaría dedicarse al mundo del entretenimiento, hoy no sale de su asombro. “No sé cómo ha ido pasando todo. Es el destino. Las cosas se van dando y a mí, que me gustaba pensar y planear todo, para el día siguiente, para dentro de seis meses, me ha tocado aprender a dejar que las cosas sucedan. Ya sé que las cosas van llegando y que hay oportunidades que surgen, que me gustan y me hacen aprender. Eso sí, me encantan las situaciones en las que trabajo bajo presión, y el mundo del entretenimiento lo es. Hay que dar todo de tí. ¡Eso me gusta!
¿Colombia o Filipinas?
Un recuerdo de la figura de Paulina tiene que ver con la manera solidaria como acompañó a Ariadna Gutiérrez, Señorita Colombia, durante el desafortunado incidente de la entrega de la corona de Miss Universo, en diciembre pasado.
“El tiempo lo cura todo. Todos, Ariadna y yo, estamos más tranquilos, nos dimos cuenta de que hay errores que pasan y que hay peores cosas en la vida. En ese momento fue muy difícil, se sintió como una pesadilla, como si no estuviera pasando. Parecía irreal”.
“Duré muchos días procesando lo que había pasado y más con una compatriota. Y también sentí mucha tristeza por la Miss Universo de Filipinas que no tuvo su momento. Es el más grandioso que uno puede tener y ella no lo pudo vivir como tal.
Creo que es imposible saber yo qué hubiera hecho en el lugar de Ariadna, es que son tantas emociones. Uno no puede pensar claro qué es lo que quiere hacer. Ella respondió muy bien”