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Aunque muchas nenas sueñan con ser
reinas de belleza, a veces competir por cumplir dicho sueño es un sacrificio bastante perturbador!! ¿Por qué? En
Estados Unidos los
concursos de belleza para nenas son furor.
Además de lograr gran
popularidad, estas competencias entregan grande sumas de dinero por eso muchas madres pierden el foco y hacen lo que sea necesario para que su hijita gane.
Con menos de 10 años, las
niñas son sometidas a bronceados, pestañas, dentaduras, cabello y bustos artificiales. Y lo que muchas no saben es que la belleza duele. Algunas hasta se depilan.
Sexualización de las niñas
Escrito por Cicely A. Richard
Las niñas que participan en concursos de belleza a menudo se ven como pequeñas mujeres cuando están arregladas. "Sexy Babies: How Sexualization Hurts Girls” dice que niñas hasta de 5 años usan maquillaje, extensiones de cabello, pestañas falsas y ropa sensual. Durante sus presentaciones, las niñas coquetean con la audiencia, giran y agitan sus pestañas. Un reporte de la American Psychological Association indica que esto tiene un efecto negativo en el funcionamiento cognitivo, salud física y mental, sexualidad y actitudes y creencias de las niñas.
Alejandra Ramirez-LaBonte
Vemos niñas que están expuestas directa o indirectamente al maltrato, deben pasar horas peinándose, maquillándose, ensayando y hasta bronceándose. Recuerdo una vez que vi uno de estos programas, donde una niña de 4 años que estaba concursando
fue sometida a toda la preparación previa al certamen mientras lloraba, chillaba y pedía desesperada que la dejaran en paz. Tenía fiebre y se sentía decaída, lo que provocó que su desempeño no fuera el mejor, quedando fuera de las premiaciones. A raíz de esto, su madre quedó tan enojada que la jaloneó llevándola a casa sin siquiera mimarla.
La actitud de esa madre me molestó, porque desde mi punto de vista, la infancia es sinónimo de inocencia, es cuando cada individuo va forjando poco a poco su personalidad y va descubriéndose a sí mismo,
solo necesitan amor y cuidados y algunas de estas niñas ni siquiera saben hablar o ir al baño, mientras se ven forzadas a crecer en una burbuja que distorsiona la realidad de las cosas, recibiendo el mensaje de que para ser exitosas en la vida hay que ser bellas y sin cerebro.
Yo me pregunto: ¿Habrá entendido la niña la razón por la furia de su madre? ¿Qué tan importante era para esta señora ganar un premio? ¿Deben los sueños frustrados de los padres reflejarse en la falta de bienestar de los hijos?
¿Por qué no existe un límite de edad para participar y proteger la niñez? ¿Cuántas coronas son necesarias para que la autoestima de esta niña se vea afectada?
Como adultos, al promover la participación de infantes en actividades donde el objetivo principal es el aspecto físico,
estamos desatando, problemas de identidad propia, imagen corporal y autoestima que pueden repercutir hasta la adultez. Por ende, provocamos una presión tan fuerte en las niñas, quienes como manera de sobrevivencia, manejan sus frustraciones mediante llantos y pataletas, llegando incluso a una etapa donde creen ser el centro del universo. Imagínese, si es difícil para una adulta ¿No lo será para una niña?
Los padres deberían sobrevaluar los pros y contras de estos concursos antes de inscribir a sus hijas. Poner en una balanza qué es mejor para el bienestar de ellas,
evitar que los concursos sean el motor de la vida de sus pequeñas e inculcar valores y actividades que las hagan desarrollarse sanamente, ya que las largas sesiones de prácticas y ensayos, interfieren con las actividades sociales, el sueño, la escuela y hasta necesidades fisiológicas.
El amor y la seguridad que se les pueda brindar a los hijos en la etapa de infancia, puede ser la mejor arma para reducir sus insatisfacciones y complejos a lo largo de su vida. ¡Protejamos su integridad! ¡Cambiemos coronas por juguetes!