.......La psicóloga Laura Rojas-Marcos reflexiona en este nuevo artículo sobre el papel del sentimiento de vergüenza en nuestra vida. Puede ser un sentimiento limitante pero también una gran ayuda a la hora de tomar decisiones.
La vergüenza, considerada como una de las emociones humanas más desagradables y perturbadoras, es un sentimiento que todos intentamos evitar al asociarse al pudor y al incómodo y desolador sentido del ridículo. Se define como la sensación de pérdida de dignidad ocasionado por alguna falta cometida, por una ofensa, humillación o deshonra. En palabras del gran filósofo Séneca: "amarga es la pena que nace de la vergüenza".
Qué es la vergüenza
Cuando reflexiono sobre la vergüenza, me imagino un interruptor emocional en nuestro interior que al encenderse prende una chispa que desencadena una onda expansiva abrasadora y rojiza; esa llamarada que ruboriza y perturba lo más profundo de nuestro ser. Su impacto puede desestabilizarnos y hacer que perdamos el equilibrio como a un malabarista tras recibir un golpe de viento para luego recuperarlo, o puede que, como un terremoto, nos sacuda y agriete los cimientos sobre los que se apoyan la seguridad y la confianza en nosotros mismos; el lugar donde habita nuestra autoestima.
Por qué sentimos vergüenza
Existen muchos motivos que pueden detonar la chispa de la vergüenza como: ser el centro de atención, cometer un error, fracasar, hacerse público algo que se desea ocultar, no cumplir las propias expectativas o las de otros, o tropezar con una piedra que la vida interpone en nuestro camino. Pero para la mayoría, la vergüenza acecha y atrapa cuando se daña o se pone en duda nuestro valor, imagen o reputación. Si bien, a veces podemos hacer o decir algo que se perciba como inapropiado, fuera de lugar o incluso ridículo, la realidad es que el punto de vista puede diferir; lo que es ridículo para algunos no lo es para otros. Por lo tanto, es recomendable evitar precipitarse y dar por hecho que es uno quien siempre hace el ridículo, ya que a veces son las personas del entorno las que deberían avergonzarse de sus conductas agresivas, acosadoras, negligentes y humillantes.
¿SIENTES VERGÜENZA O TE SIENTES AVERGONZADO?
Como psicólogo, sugiero diferenciar entre sentir vergüenza o sentirse avergonzados. Por un lado, cuando sentimos vergüenza por una conducta determinada existe la posibilidad de corregir el error y enmendar nuestro ego herido, la vergüenza puede desaparecer. En cambio, cuando nos sentimos avergonzados de quienes somos esa posibilidad no existe, no podemos cambiarnos, por tanto, intentamos ocultar aquello de nosotros que nos disgusta. Como resultado, sentirse avergonzado es mucho peor que sentir vergüenza, ya que provoca un estado de indefensión y angustia permanente.
EL ORIGEN DE TU SENTIDO DEL RIDÍCULO
Las personas que se sienten avergonzadas de sí mismas a menudo sufren de ansiedad y depresión. Con frecuencia se comparan continuamente con los demás para finalmente definirse como seres defectuosos. Quizá fueron víctimas de maltrato emocional durante su infancia o quizá crecieron en un entorno en el que los apegos eran inseguros y los afectos inexistentes. Quizás eran sencillamente tímidas o introvertidas, pero en mi experiencia como terapeuta he encontrado que la mayoría fueron fustigadas en público o en la intimidad por el látigo de la burla. Por ejemplo, muchas personas que se sienten avergonzadas de su cuerpo se desarrollaron en un entorno en el que las críticas eran continuas. Como resultado, la vergüenza les envuelve como una tela de araña llevándolas a despreciar su cuerpo por no cumplir con lo que consideran que son los estándares sociales de "belleza". Sufren cada vez que se miran al espejo y pueden llegar a odiar su reflejo. Olvidan que ese cuerpo es el único que tienen y tendrán; la casa que le proporciona libertad de movimiento y autonomía para ir y venir, un acompañante de por vida. Por tanto, despreciarlo y descuidarlo no es la solución. El cuerpo no es el enemigo, sino las creencias y las expectativas que construimos sobre él.
UN MUNDO QUE PROMUEVE LA VERGÜENZA
Sentir vergüenza no es plato de buen gusto para nadie. Decía el gran escritor George Bernard Shaw: "El ser humano vive en un entorno donde prevalece la vergüenza. Un lugar donde nos sentimos a menudo avergonzados de nosotros mismos, de nuestros parientes, de nuestros sueldos, de nuestros acentos, nuestras opiniones y experiencias, así como de nuestra piel desnuda". Si bien podemos reaccionar quitándole importancia, enfadándonos o sencillamente pasando página, la realidad es que, cuando aparece, generalmente le acompaña un profundo sentimiento de bochorno, rubor y retraimiento que se traduce en un grito interno desgarrador: "¡Tierra trágame!".
Cómo te juzgas, así es tu vergüenza
En el campo de la psicología la vergüenza es considerada una de las tres emociones autoconscientes. Es decir, es junto a la culpa y el orgullo, una emoción en la que tomamos consciencia de nosotros mismos y nos diferenciamos de los demás, a partir de cómo examinamos, evaluamos y juzgamos nuestra imagen y conducta; nuestro ser en su totalidad. Al diferenciarnos hacemos un juicio de valor respecto a quiénes somos, cómo somos y qué hacemos a partir de unos criterios de evaluación que hemos aprendido. Estos criterios pueden ser: neutros, considerados y flexibles o rígidos, estrictos e inamovibles frente a las heridas e imperfecciones propias o ajenas. Sin embargo, las investigaciones señalan que aquellas con un estilo evaluativo rígido y severo a menudo son esclavos del perfeccionismo obsesivo y viven en un estado permanente de miedo a hacer el ridículo.
LA VERGÜENZA TAMBIÉN ES POSITIVA
Según los estudios, la vergüenza tiene un papel decisivo en las relaciones personales y, aunque parezca increíble, incluso positivo, al ayudar a controlar los impulsos, a enmendar y reparar daños. Según el psicólogo Albert Bandura, un referente en el estudio del aprendizaje social, es una emoción que no sólo favorece la autocontemplación, sino también es determinante a la hora de tomar decisiones y expresar nuestra frustración e ira; condicionando nuestro sentido de libertad y paz interior.
CÓMO MANEJAR NUESTRA VERGÜENZA
En conclusión, explorar el sentimiento de vergüenza ayuda a comprendernos mejor, sobre todo, a entender conductas, incongruencias y miedos asociados al "quiero, pero no puedo", como es la vergüenza a la hora de hablar en público o al compartir una idea desde el sentimiento de inseguridad o timidez. Pero no desesperemos ni perdamos la esperanza. Existen remedios reparadores constructivos para aprender a gestionar esta emoción tan incómoda. El primer paso comienza por identificar el tipo de vergüenza, para luego preguntarse: ¿qué me la produce? ¿de dónde me viene? ¿por qué la siento? ¿cómo me condiciona? ¿puedo aprender a gestionarla solo o necesito pedir ayuda? Al final el objetivo es identificar cada uno la suya para comprender el papel que tiene en nuestra vida. Sólo así podremos comprenderla y afrontarla. Eso sí, sin olvidar que las imperfecciones, como las arrugas, también son bellas.
https://www.telva.com/bienestar/psicologia/2022/02/15/620bc35502136e9f3f8b4641.html
Tema: .......¿Tienes miedo a hacer ridículo? Cómo gestionar el sentimiento de vergüenza
Miér Sep 04, 2024 12:57 pm 
